En la relación médico y paciente, la veracidad es un principio que siempre debería estar presente.
Desafortunadamente, la traumatología se encuentre como una de las especialidades con mas pacientes simuladores y la mayoría de ellos actúan con astucia, mala fe y tienen conciencia del fin que se proponen y de los medios a utilizar.
El término simulación puede referirse a actitudes de encubrimiento, fingimiento, exageración de síntomas existentes o engaño, motivados por incentivos externos.
El paciente simulador, con su actuación, consigue aparecer como un “falso positivo”, a quien se realizan múltiples exploraciones, analíticas e interconsultas con todo tipo de especialistas; así, entra en una rueda de tratamientos con los que nunca mejora y se convierte en un enfermo crónico, grave, prácticamente discapacitado física y psíquicamente y, como tal, merecedor de algún grado de discapacidad con su correspondiente compensación.
Entre los motivos que pueden llevar a una persona a una simulación, encontramos:
• Obtener una indemnización.
• Mejorar la calificación de una discapacidad o una incapacidad laboral.
• Conseguir la calificación de accidente laboral de sus lesiones o bien demostrar que se han sufrido en un acto de servicio.
• Justificar faltas al trabajo.
• Eludir trabajos determinados.
• Conseguir un cambio de puesto de trabajo.
• Conseguir una prestación social.
Existen varios tipos de simuladores:
• Simulador delincuente: actúa con astucia y mala fe y tiene conciencia del fin que se propone y de los medios a utilizar. Es el más frecuente.
• Simulador ocasional: Actúa de mala fe, pero sin convicción, “por si cuela”.
• Simulador psicópata: Actúa de forma reiterada, con una conciencia no muy clara y sin una finalidad bien establecida. Lo hace de manera compulsiva.
También hay diferentes tipos o formas de simulación:
• Simulación pura: Alegar una alteración orgánica o funcional inexistente, pero que puede ser cierta.
• Exageración o sobre simulación: La enfermedad o lesión existen, pero se exageran los síntomas.
• Perseverancia: Persevera en el tiempo la existencia de una enfermedad que ya no existe (porque se ha curado).
• Revocación: Después de haber curado de su enfermedad, vuelve a ella tras un periodo asintomático.
• Pretextación o simulación de causa: Se quiere atribuir a una antigua lesión o enfermedad la causa que ahora le interesa, sin que tengan nada que ver la una con la otra.
• Provocación: El individuo se autolesiona con una finalidad premeditada (eludir algo, huir de su culpa…).
• Imitación: Se lesiona para imitar síntomas o signos, como fiebre, conjuntivitis, abscesos…
• Agravación: La lesión existe, pero se la agrava contaminándola, no realizando reposo, etc.
• Omisión: No cumple las indicaciones médicas para no mejorar de la patología que presenta.
Este tipo de individuos son los pacientes que ningún médico quiere tratar, porque aunque estas seguro que hiciste un buen trabajo y debería de mejorar, sospechas que el paciente es un simulador. Son situaciones muy incomodas porque no solo estas engañando al medico y a la sociedad, generando grandes gastos económicos, también te estas engañando a ti mismo.
Ya lo decía hace muchos años Nietzsche:
“La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo”.
y nunca olvides:
“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”. Abraham Lincoln