Problemas médicos en el deportista

La práctica diaria de la medicina deportiva habitualmente implica la atención de más problemas médicos que musculoesqueléticos.  

Nutrición deportiva

Importante distinguir los macronutrientes (tabla 1*), que por lo general, en los deportistas son más altas de lo normal para ayudar a desarrollar una masa muscular apropiada y los micronutrientes (tabla 2**).  

TABLA 1: Macronutrientes 

TABLA 2: Micronutrientes 

Hidratación

Los efectos más preocupantes de la deshidratación, especialmente en climas cálidos, son el golpe de calor. La perdida de más del 2% del peso corporal mediante deshidratación puede disminuir el rendimiento deportivo. Si la pérdida es más pronunciada, puede causar déficits mentales y cognitivos. Los deportistas que sufren deshidratación presentan calambres musculares, cansancio y mareo. 

Se recomienda beber líquidos cuatro horas antes del entrenamiento, con el objetivo de beber 5 – 7 ml/Kg de peso corporal, ya sea de agua o bien de una bebida deportiva. No hay datos concluyentes favorables al uso de bebidas deportivas isotónicas con electrolitos durante la competición para mejorar el rendimiento deportivo, aunque algunos estudios indican que estas bebidas ayudan a mantener el rendimiento durante los ejercicios de resistencia. 

 

Cafeína y otros suplementos

A pesar de la abundancia de estos productos, muy pocos mejoran realmente el rendimiento. La mayor parte de los suplementos no han demostrado efectos favorables o, incluso, producen efectos colaterales peligrosos. Los suplementos prohibidos pueden consultarse en la Agencia Mundial Antidopaje (http://www.wada-ama.org).

La cafeína una sustancia natural que estimula el sistema nervioso central, ha demostrado sus efectos ergogénicos* en varios estudios realizados en distintos deportes. Además se cree que la cafeína disminuye la percepción del esfuerzo, lo que permite alcanzar un nivel de esfuerzo más alto, sobre todo en la persona sedentaria. La cafeína esta incluida actualmente en el programa de seguimiento de la Agencia Mundial Antidopaje, y la National Collegiate Athletic Association excluirá a todo deportista con una concentración urinaria de cafeína > 15ug/ml. 

En la actualidad, la creatina es el suplemento ergógeno* utilizado con más frecuencia por deportistas que quieren adquirir músculo y acelerar la reparación. La creatina mejora el rendimiento de manera efectiva en las actividades de intensidad alta, como esprintar o levantar pesas. Los efectos adversos son retención de líquidos, calambres, náuseas y diarrea. También en unos pocos pacientes puede producir disfunción renal y hepática, aunque la relación de causalidad es dudosa. A pesar de estos efectos colaterales, la creatina se considera segura** en la actualidad para adultos sanos. 

*Agente ergogénico: Es una ayuda externa al cuerpo que se utiliza con el fin de potenciar o incrementar el desempeño deportivo.

**11 Orthopaedics Knowledge Update. AAOS. Capítulo 3. 

Transtornos de la conducta alimentaria y tríada del deportista

Los deportistas que practican deportes en los que la imagen corporal es importante, como la gimnasia, danza, natación y patinaje artístico, tienen una prevalencia alta de trastornos de la conducta alimentaria (anorexia nerviosa y bulimia)

La tríada del deportista representa el espectro de trastornos de la imagen corporal, disfunción menstrual y densidad ósea. La tríada produce entonces: amenorrea, osteoporosis y trastornos de la conducta alimentaria. 

Conmoción cerebral

La conmoción cerebral se ha convertido en una de las lesiones deportivas más conocidas, con consecuencias a largo plazo para la salud, como alteraciones del estado cognitivo y enfermedad mental. 

Las conmociones cerebrales se producen con mayor frecuencia durante la competición que durante el entrenamiento. Las tasas observadas fueron más altas en el fútbol americano (47%), fútbol femenino (8%) y lucha masculina (6%). 

Los síntomas físicos son cefalea, cansancio, mareo, náuseas o vómitos, problemas visuales y fonofobia.

El tratamiento inicial debe primar el reposo físico y cognitivo. Cuando el deportista ha estado completamente asintomático durante mínimo de 24 horas, puede volver al deporte de manera escalonada. 

Se han estudiado las consecuencias a largo plazo de las conmociones cerebrales repetidas. Los efectos pueden ser acumulativos y los jugadores que han sufrido más de tres conmociones cerebrales tuvieron una prevalencia más alta de problemas de memoria y de deterioro cognitivo leve.  

Transtornos cardíacos en los deportistas

Durante el ejercicio y la actividad deportiva pueden producirse varios trastornos cardíacos en un deportista previamente sano. La primera manifestación de algunos de estos trastornos puede ser una parada cardíaca súbita. En los deportistas menores de 35 años, la incidencia de muerte cardíaca súbita es menor de un caso por 100.000 deportistas/año.

Esta incidencia aumenta con la edad y en mayores de 35 años es de un caso por 50.000 deportistas/año. 

El corazón tiene una adaptación normal o fisiológica al ejercicio. Pueden aparecer cambios que se consideran normales en deportistas, como bradicardia sinusal, bloqueo auriculoventricular  de primer grado e hipertrofia ventricular aislada. En circunstancias normales, un grosor de la pared ventricular izquierda > 13 mm indica una miocardiopatía hipertrófica. Sin embargo, un numero reducido de deportistas de élite, el grosor de la pared ventricular izquierda puede variar entre 13 y 16 mm por causas fisiológicas (como un músculo más, el corazón crece de tamaño con el ejercicio).

Dejar de entrenar puede ayudar a distinguir entre síndrome del corazón de deportista (desaparece la hipertrofia) y miocardiopatía hipertrófica (persiste la hipertrofia). 

La miocardiopatía hipertrófica es la causa más frecuente de muerte cardíaca súbita en deportistas de competición menores de 35 años. (se han identificado más de 1000 mutaciones genéticas en las proteínas del sarcómero, en pacientes con miocardiopatía hipertrófica). La enfermedad coronaria es la causa más frecuente de muerte cardíaca súbita en los deportistas mayores de 35 años. 

Algunos síndromes de arritmia son trastornos eléctricos puros y en ocasiones pueden diagnosticarse con un electrocardiograma simple. Los síndromes de arritmia comprenden trastornos heterogéneos que pueden producir palpitaciones, síncope y/o parada cardíaca en los deportistas.

Entre los más comunes, encontramos el síndrome de Wolff-Parkinson-White implicando una vía accesoria que puede participar en un circuito de reentrada auriculoventricular y puede producir taquicardia. El síndrome de QT largo puede ser congénito o adquirido; Se han identificado más de 10 mutaciones génicas en los canales iónicos que están implicados en la conducción eléctrica y producen cambios en el potencial de acción cardíaco. 

Lesiones relacionadas con el calor

Si la temperatura ambiental supera los 35 grados centígrados, la evaporación del sudor, que depende en parte de una humedad alta, se convierte en el mecanismo más importante. Los pacientes de riesgo son los deportistas jóvenes (porque tiene menos tolerancia al calor, necesitan un período de aclimatación más prolongado, sudan menos y beben menos líquido de manera voluntaria), los deportistas obesos (porque la termorregulación es peor), los deportistas que realizan deportes al aire libre con una duración prolongada del ejercicio (maratón, tenis, fútbol, ciclismo). 

El golpe de calor, causa síntomas como mareo, vértigo, desorientación, irritabilidad, hiperventilación, náuseas y vómitos muy pronunciados.

La inmersión en agua fría o helada es la manera más práctica y efectiva de bajar rápidamente la temperatura corporal. Es necesario un traslado inmediato al hospital. Para identificar la insuficiencia grave de un órgano. 

Para los síntomas leves, el deportista debe ser trasladado a la sombra, hay que quitarle la ropa, debe iniciarse la hidratación, debe aplicarse agua o hielo en la región inguinal o axilar y deben elevarse las extremidades inferiores para favorecer la recuperación.   

Lesiones relacionadas con el frio

Las lesiones relacionadas con el frio pueden ser leves o graves y pueden empeorar en condiciones de humedad. Los pacientes de origen africano tienen más riesgo. Otros factores de riesgo son el viento frío, la altitud elevada, congelaciones previas, tabaquismo, estado mental alterado, deterioro de la termorregulación y consumo de drogas (por ejemplo: estimulantes, marihuana, opiáceos). Las zonas corporales de más riesgo son los dedos, las orejas, la nariz, las mejillas y los genitales. 

Los deportistas con hipotermia grave hay que retirarlos del frio, hay que quitar la ropa húmeda. Si no tiene pulso y se encuentra sin respiración, debe iniciarse la reanimación cardiopulmonar.

Cuando la hipotermia es más moderada, se realiza un calentamiento activo exógeno utilizando mantas de calentamiento con aire. El calentamiento activo y rápido se reserva para la hipotermia grave. Pueden utilizarse líquidos endovenosos calentados a 40 – 43 grados centígrados, pero debe evitarse el suero Ringer lactato, porque el hígado frío no puede metabolizar el lactato.   

Medicina de la altitud

La aclimatación a la altitud se produce habitualmente en 10 a 14 días.

El mal de montaña o mal de alturas agudo se observa habitualmente en las 6 – 12 primeras horas de permanecer en una altitud por encima de 2.500 m. Los síntomas iniciales son cefalea y alguno de los siguientes: malestar digestivo (náuseas, vómito), cansancio o alteraciones del sueño.

El tratamiento inicial es descender de altura (al menos 500 – 600m). Si el descenso es imposible, no se debe continuar el ascenso y se recomienda el tratamiento con oxigeno suplementario. Además de analgésicos para la cefalea y acetazolamida (un diurético). La acetazolamida puede administrarse antes de la ascensión como medida preventiva. 

Una de las complicaciones más temidas del mal de alturas, es el edema pulmonar, los pacientes presentan tos seca, disminución de  la tolerancia al ejercicio, dificultad para respirar y esputo hemorrágico.

Otra complicación grave es el edema cerebral, los síntomas incluyen cambios del estado mental y puede resultar mortal si aparece a una altitud por encima de los 6.000 m (también denominada zona mortal).