La fascitis plantar, es una inflamación de la fascia plantar, un tejido que soporta el arco del pie en la carga. Esta inflamación se debe a un stress repetitivo, como esta demostrado en los corredores. Otros factores de riesgo, son la obesidad, la edad media, el pie cavo o plano, un traumatismo agudo, la superficie por la que se camina, el tipo de zapato y el espolón calcáneo (no esta del todo clara la relación).
El cuadro clínico característico es de dolor: dolor al dar el primer paso de la mañana (o tras reposo), que se quita al dar unos pasos, si bien cuando está muy evolucionado el dolor es casi permanente al apoyo. Es mayor si el día de antes se anduvo mucho, puede aumentar de nuevo al final del día, progresivamente (o tras permanecer mucho tiempo de pie). El dolor se localiza en el tubérculo medial del calcáneo (dolor al palpar ahí).
El diagnostico, básicamente es clínico. La radiografía simple es negativa.
En cuanto al espolón calcáneo, es un exostosis (protuberancia ósea) en la base plantar del calcáneo. Actualmente se cree que es una imagen que queda como secuela (es consecuencia de la fascitis), por lo que su presencia no es útil para el diagnóstico. (está presente en el 15% de la población normal y en el 50% de los pacientes).
Hay muchos tratamientos, pero la mayoría con escasa base científica. Recientes
publicaciones enfatizan la utilidad de los estiramientos específicos de la fascia plantar. La terapia física, un programa de estiramientos específico para la fascia y el tendón de Aquiles sigue siendo el tratamiento de primera línea para la fascitis plantar (ejercicios de distensión).
Las férulas nocturnas con tobillo-pie en dorsiflexión forzada o en neutro: muy
útiles para mejorar el dolor en los primeros pasos de la mañana.
La terapia con ondas de choque extracorpóreas radiales puede ser un
tratamiento efectivo para la fascitis plantar crónica con sólo dos sesiones separadas por una semana.
Las plantillas son útiles sólo cuando se asocia a pie plano (apoyo del arco longitudinal) o cavo (aumenta área de apoyo). Los antiinflamatorios (AINEs) son beneficiosos, pero solo con una mejoría discreta.
Las taloneras de silicona: no hay pruebas que demuestren su utilidad.
Las infiltraciones con corticoide, es un tema debatido y no más de 2 o 3 por pie, ya que se puede romper la fascia plantar. (tienen un éxito entre un 35 – 52% de los casos).
Se ha usado recientemente sin tener aún demasiadas evidencias el plasma rico en plaquetas inyectado en el talón, de igual manera que para otras tendinosis.
El reposo es muy útil, pero la mayoría de deportistas no lo hacen.
El yeso es útil en casos de más de un año de evolución (reposo real).
La cirugía, se debe reservar solamente cuando todos los tratamientos conservadores fallaron y consiste en una liberación parcial o descompresión de la fascia plantar. La cirugía se puede realizar por vía abierta o de forma endoscópica (con una pequeña incisión).