Lesiones más comunes en tenis y en pádel *

*(deportes de raqueta) 

El tenis es un deporte en el que un partido puede llegar a durar cuatro horas o más. Esto significa un esfuerzo físico y mental muy exigente. Si no se reponen correctamente las pérdidas de electrolitos y agua que se producen durante el encuentro, es frecuente que aparezcan contracturas, calambres y lesiones musculares. (Ver problemas médicos en el deportista).

El saque es uno de los golpes más importantes del tenis, implica un movimiento coordinado del brazo-raqueta, por encima de la cabeza del jugador, en el que todo el cuerpo acompaña el movimiento, aumentando el riesgo de lesiones, especialmente en la articulación del hombro. 

Al ser un deporte que no requiere demasiada preparación física, el pádel se ha popularizado en los últimos años. Es un deporte divertido y fácil de practicar que hace que personas de cualquier edad y condición física puedan practicarlo. Sin embargo, al igual que ocurre con el resto de deportes, practicar pádel conlleva un esfuerzo que puede exponer nuestro cuerpo a posibles lesiones.

 

Es fundamental realizar un correcto calentamiento previo a la actividad física, así como estiramientos suaves y relajantes al finalizarla. También es importante el material deportivo: ropa y calzado que se ajusten a las condiciones de juego y a la pista, así como la raqueta, que deberá ser la adecuada para cada persona.

Las lesiones más frecuentes suelen ser articulares, aunque también son frecuentes los daños musculares. Por ser las que más protagonismo adquieren, el hombro y la rodilla son las articulaciones que más dificultades suelen provocar a los deportistas que practican tenis y/o pádel. La causa de estos problemas está normalmente relacionada con el sobreesfuerzo: el elevado número de golpes, la práctica del deporte durante mucho rato o no guardar el tiempo suficiente de recuperación.

Cuando realizamos el golpe de revés, es importante que el codo se encuentre estirado. Si golpeamos la bola cuando el codo se encuentra flexionado, se producirá una sobrecarga de la musculatura externa o epicondílea que nos llevará, de forma inexorable, a la epicondilitis, el conocido popularmente como “codo de tenista”. 

El golpe de derecha o drive puede provocar dolor en la cara lateral de la muñeca, justo en la base del dedo pulgar (estiloides radial) debido al movimiento repetido de giro de la muñeca y flexión rápida. En ocasiones, también, se aprecian dolores en la cara interna del codo (epitrocleitis), donde se inserta la musculatura flexora, una lesión común a otros deportes, como el golf; o en la cara interna de la muñeca, por sobrecarga del músculo cubital anterior. 

Lesión de manguito rotador

Se le llama Manguito Rotador a un grupo de tendones de 4 músculos que están en la parte profunda del hombro (el supraespinoso, infraespinoso, subescapular y redondo menor). Ayuda estabilizar la cabeza humeral y a levantar el brazo, rotarlo y extenderlo por encima de la cabeza (movimiento indispensable para el saque).

La lesión de alguno de estos tendones es más probable en el tenis o el pádel que en otro tipo de deportes, debido a la gran variedad de movimientos y golpes que se pueden hacer con la raqueta.

Un desgarro o una rotura del manguito rotador, generalmente ocasiona dolor en la cara anterior y lateral del hombro. Al examen físico existen innumerables test o pruebas para poder detectar esta patología, después se puede confirmar el diagnostico con pruebas complementarias como una radiografía, ecografía y resonancia (RM).

El tratamiento de este tipo de lesiones, en un paciente joven y deportista, debería ser quirúrgico en la gran mayoría de los casos, ya que el continuar con la actividad deportiva con una pequeña rotura, puede aumentar el tamaño de la misma y por lo tanto puede empeorar el pronostico de la lesión. Hoy en día la gran mayoría de cirujanos optan por el tratamiento mediante artroscopia. (Ver Artroscopia de hombro)  

Lesión en los isquiotibiales

Los isquiotibiales son los músculos situados en la parte posterior del muslo.  Los músculos isquiotibiales están compuestos por el bíceps femoral, semimembranoso y semitendinoso. Estos músculos flexionan la rodilla y estiran la cadera, sufren frecuentes lesiones como resultado de los cambios de velocidad y de los movimientos bruscos.

La mayoría se producen al esprintar o acelerar. Los síntomas varían en función de la gravedad, ya que se puede desgarrar o romper todo el músculo o solo partes de él. Las lesiones de los músculos isquiotibiales son más comunes cuando ya se ha tenido una y los músculos del muslo están débiles. 

El deportista refiere un chasquido en el momento de la lesión, un dolor repentino en la parte trasera del muslo, al andar o correr se resiente y la rodilla duele al flexionarla (doblarla).

Como primera medida se debe tener reposo, hielo, antiinflamatorios (AINEs) y dependiendo del grado de rotura, el deportista podría perderse desde una hasta cuatro semanas para la competición. También debe iniciar un programa específico de rehabilitación, para incorporarse progresivamente.  

Tendinitis del tendón rotuliano

Los apoyos tan fuertes, con acelerones y frenazos bruscos, con cambios de dirección constantes pueden derivar en tendinopatias crónicas, como la del tendón rotuliano, que apartó a Rafa Nadal de las pistas durante 6 meses. 

La tendinitis del tendón rotuliano o “rodilla de saltador”, también es una causa de dolor en la cara anterior de la rodilla. Además de presentar dolor al saltar, el deportista refiere dolor a la extensión de la rodilla. Al examen físico se observa inflamación y dolor a la palpación sobre el tendón rotuliano.

El traumatólogo debe descartar una mala alineación del tendón como causa de la híper tracción. El tratamiento inicial es conservador, manteniendo reposo, hielo, estiramientos del tendón y antiinflamatorios (AINEs).  

Epicondilitis Lateral (codo de tenista)

La epicondilitis lateral o también llamado “codo de tenista”, debido a que esta patología inicialmente apareció asociado a este deporte, aunque puede aparecer en cualquier tipo de paciente. Su incidencia a disminuido en el tiempo, con el uso de raquetas mucho más livianas. 

Esta patología consiste en una alteración de la inserción de la musculatura extensora presente en la cara lateral del codo, en especial del músculo extensor carpi radialis brevis.

Los síntomas son más frecuentes en el brazo dominante y se atribuyen a movimientos repetitivos de extensión de la muñeca alternando con la pronación y supinación del antebrazo.

El deportista refiere dolor en la cara lateral del codo, este dolor se exacerba con la extensión activa de la muñeca o la flexión pasiva de la muñeca con el codo en extensión. El paciente refiere molestias en la cara lateral del codo incluso con actividades típicas de la vida diaria, por ejemplo al sujetar una taza de café.

Una radiografía simple ocasionalmente puede revelar una calcificación en la zona de inserción de la masa extensora. La resonancia (RNM) es la prueba de elección para evaluar la integridad del complejo ligamentoso lateral del codo y el grado de rotura en el origen de los extensores.

El tratamiento inicial debe ser conservador: consiste en reposo, uso de antiinflamatorios (AINEs) en el periodo agudo y terapia física dirigida a estiramientos de la musculatura del antebrazo.

La inyección local con corticoide, puede ser útil antes de iniciar la terapia física, sin embargo este tipo de tratamiento en ocasiones puede debilitar el tendón, lo que empeora el pronóstico.

El uso de toxina botulínica inyectada, puede ser útil al crear una parálisis parcial del aparato extensor, relajando la zona de inserción de los extensores. Sin embargo, se necesitan más estudios que demuestren su real eficacia.

En cuanto al uso de ortesis, la más usada es una banda que se pone en la zona proximal del antebrazo (cincha epicondílea), reduciendo la tensión en el origen de los extensores.

El uso de ondas de choque extracorpóreas, puede ser un tratamiento útil, aunque no se conoce exactamente su mecanismo de acción, se cree alivia los síntomas al bloquear los receptores nociceptivos del dolor, aumentando la permeabilidad de las células del tendón (tenocito) e induciendo la reparación.

El tratamiento quirúrgico, se recomienda cuando el dolor persiste, a pesar del tratamiento conservador, después de 6 a 12 meses.

El tratamiento consiste en retirar todo el tejido degenerado, especialmente el perteneciente al extensor carpi radialis brevis.