Lesiones habituales en el baloncesto

El baloncesto es un deporte de contacto directo y constante. Cualquier acción, mal gesto o choque con otro jugador puede provocar diversos traumatismos. Botar el balón, dar o recibir asistencias y lanzar a canasta son acciones habituales en el baloncesto. En todas existe un riesgo de lesión, de las cuales el 19% corresponden a las extremidades superiores. Sin embargo, estos traumatismos a menudo son leves y no implican largos períodos de inactividad. 

Esguince de tobillo

El esguince de tobillo es una lesión muy frecuente en el baloncesto. Usualmente el mecanismo de lesión se produce por una inversión del pie (figura1), produciendo daño en los ligamentos laterales del tobillo. 

El deportista refiere que se “torció” el tobillo al dar un mal paso cuando estaba corriendo o al aterrizar de un salto.

Si el deportista es capaz de soportar el peso de la pierna, y puede seguir corriendo y saltando, puede retornar al terreno de juego. Si no es capaz de realizar estas acciones, entonces es mejor que se retire del juego, que sea evaluado por un médico y que se realice una radiografía simple como prueba complementaria, para poder descartar cualquier fractura o luxación. 

Los esguinces de tobillo se pueden clasificar en los grados I, II y III. Un grado I causa un estiramiento de los ligamentos laterales del tobillo (figura 2), el paciente puede caminar sin ayuda de muletas. Una rotura parcial de los ligamentos laterales se clasifica como un grado II y es posible caminar algunos pasos sin ayuda. Un grado III  (esguince grave) consiste en una rotura completa de los ligamentos y una incapacidad para caminar. 

El grado de edema y equimosis (moretón o cardenal) ayudan al médico a localizar la lesión y determinar el grado de la misma. Hay que realizar una evaluación más exhaustiva en el caso de esguinces severos que no presentan mejoría después de 4 o 6 semanas, sospechando una fractura o una lesión nerviosa como una neuroapraxia (perdida de sensibilidad) debido a lesión del nervio peroneo, pero este tipo de lesión se suele resolver con el tiempo sin ningún tipo de tratamiento. 

En los esguinces graves del ligamento lateral externo del tobillo, siempre se deben descartar lesiones añadidas como una luxación subastragalina, una fractura del proceso anterior del calcáneo, el proceso lateral del astrágalo o una fractura avulsión de la base del 5 metatarsiano.  

Sin importar el grado del esguince, la mayoría de los deportistas se recuperan satisfactoriamente sin necesidad de cirugía. El tratamiento consiste en reposo, hielo, compresión y elevación de la pierna.

Una movilidad temprana, ejercicios de fortalecimiento, el uso de taping o de ortesis son útiles para proporcionar un soporte inicial extra al tobillo.

En mi experiencia, una corta inmovilización del tobillo, seguida de un intenso programa de rehabilitación, permite al deportista volver a jugar pasado unas 6 a 8 semanas. Si el deportista no es capaz de volver a su actividad pasado este tiempo, entonces es necesario una nueva evaluación con una resonancia (RNM), para descartar lesiones asociadas, como una lesión osteocondral  (lesión del cartílago que recubre al hueso), o una lesión de los peroneos. Según la evidencia científica, estas lesiones se pueden encontrar en el 28% de los esguinces de tobillo.

La mejor forma de evitar un nuevo esguince es realizar un programa intenso, fortaleciendo los músculos peroneos (músculos que realizan la eversión del pie, movimiento contrario al esguince por inversión) y recuperar la propiocepción.   

Lesiones en la muñeca

Una de las lesiones más frecuentes se produce en la muñeca. La fractura de radio distal se produce cuando el jugador recibe un fuerte golpe sobre la mano extendida, si la fractura no se encuentra desplazada generalmente no implica ningún tipo de intervención quirúrgica. Dependiendo de la gravedad, el tiempo de rehabilitación puede llegar a las seis semanas. 

 

Sin embargo, la lesión de muñeca más temida por los jugadores de baloncesto es la fractura del escafoides (figura 3), dado que se trata de una lesión bastante habitual que puede significar hasta tres meses de baja. Este prolongado tiempo de recuperación, se debe a que este hueso localizado en el carpo, tiene una irrigación sanguínea (vascularización) un poco precaria. Todo hueso consolida o logra repararse después de una fractura gracias al aporte de nutrientes y distintos factores, que forman un hematoma y envuelven la fractura, pero como este hueso carece de una abundante vascularización, el proceso de consolidación de la fractura se suele retrasar.

La mayoría de estas fracturas se tratan de forma quirúrgica, debido a que estamos tratando pacientes jóvenes y deportistas, se busca acelerar el tiempo de recuperación y evitar complicaciones más serias como la pseudoartrosis (no unión de la fractura). 

Lesiones que afectan a la mano

En cuanto a las fracturas que afectan a la mano, las más habituales son las que afectan a los metacarpianos (concretamente la del quinto metacarpiano), las de la falange distal (fractura que se produce por aplastamiento) y las de la falange media y proximal (la más frecuente y la única de este tipo que permite continuar la actividad deportiva, si la fractura no esta desplazada, protegiendo la zona simplemente con una férula o un vendaje). 

  

También existen diferentes tipos de desgarros o esguinces que se localizan en los dedos de la mano. Por ejemplo, el esguince lateral es un traumatismo que se produce con el dedo en extensión y que, dependiendo de la intensidad del dolor, se puede recuperar con una férula digital durante 48 horas y un vendaje posterior durante quince días. En cuanto al llamado esguince de la placa palmar, muy parecido al esguince lateral mencionado, a veces es difícil de detectar por la similitud de las características de estos dos traumatismos, aunque el esguince palmar requiere una recuperación de tiempo superior a la del lateral. 

Por su parte, una luxación es un desplazamiento permanente del lugar que ocupa un hueso que estaba dentro de una articulación. En el mundo del baloncesto este tipo de lesiones son muy habituales. 

Es más, muchas veces se producen inestabilidades crónicas en los dedos que, con un simple vendaje tipo sindactilia, permite a los jugadores llevar a cabo la práctica deportiva diaria sin ningún tipo de problema (figura 4). Aún así, hay que tener en cuenta que un buen calentamiento y un juego cuidadoso son la mejor prevención para evitar lesiones.